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Respondiendo a Jesus

  • LAS 4 R’S DE LA NAVIDAD
  • por H. Chapa

 

El nacimiento de Jesucristo fue anunciado a dos grupos de personas muy diferentes y disímbolas: por un lado pastores y por el otro hombres sabios.

Lucas 2:3-13 narra lo que sucedió al primer grupo de la siguiente manera primer grupo:

“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.”

Mateo 2:1-5 narra lo sucedido al segundo grupo:

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos (magoi: sabios), diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta.”

A los pastores se les reveló que este Jesús que vino es el Salvador; a los magos se les reveló que es el Rey.

Hoy en día seguimos necesitando la intervención de Dios en distintas áreas de nuestra vida para salvarlas. Salvación es la capacidad externa para llevar algo de una condición de bienestar a otra mejor, haciendo lo que no es posible para uno mismo.  Al mismo tiempo, en nuestra fragilidad presente y desconocimiento del futuro, necesitamos la dirección sabia que sobre principios de bendición que siempre funcionen rija nuestros asuntos de vida.

Dios sigue invitándonos a que en Jesús encontremos tanto al salvador como al rey que rescate o regenere lo que tenemos perdido y que guíe con seguridad cada área de nuestra vida por una senda de verdadero bienestar.

Para tener un encuentro permanente, no ocasional sino duradero, con Jesucristo Salvador y Rey llevemos a realización las 4 R’s de los magos y pastores que encontramos en los pasajes antes leídos:

  1. RECONOCER a Jesús

Tanto a pastores como a magos les fue dado del cielo el mensaje de dónde encontrar al Salvador y Rey, pero Dios usó métodos muy distintos. Los magos recibieron un fenómeno astronómico y fueron capaces de entender a donde apuntaba la señal de la estrella.  Los ángeles se encargaron de anunciarlo al grupo más sencillo, el de los pastores.

Si alguna vez usted ha pedido a Dios ciertas señales o milagros para saber si existe o si le ama, o se ha preguntado por qué Dios no se manifiesta de cierta forma que usted quiere, la respuesta es esta: porque usted no lo necesita.

Dios usa el método apropiado para revelar su persona y su bondad a nosotros. Las áreas de debilidad, que representan los pastores, pueden necesitar una forma clara e incluso sobrenatural para poder reconocer a Jesús.  Las áreas fuertes, que representan los sabios, solo puede que necesiten un fenómeno natural.  Pero ambas áreas solo requieren ojos para ver.

Solo se requiere limpiar nuestro corazón de la incredulidad y de cualquier obsesión de cómo queremos que Dios se mueva en nosotros, para verle.  Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8).

Cuando limpiamos de argumentos humanos nuestro corazón se debilitan nuestros miedos (como tenían los pastores) y la autosuficiencia de nuestras capacidades (como pudieron haber tenido los magos) … y entonces vemos a Jesús.

 

  1. RECIBIR a Jesús

Cuando José tuvo miedo de recibir al vaso que Dios usaría para traer a Jesús al mundo (María), a través de sueños Dios le habló (Mateo 1:18-20). Cuando Dios llama, nos afirma. Así hizo con David, siendo primero ungido/declarado como rey y después enfrentó y venció a un gigante.

Jesús nació en un pesebre. El Dios del universo pudo haber escogido el lugar más suntuoso, pero no fue así.  Nos dio una lección de que el más humilde y sencillo pesebre puede recibirle.

¿Queremos recibir al Salvador y Rey en cualquier situación y área de nuestra vida? Con toda sencillez seamos humildes, siendo como somos, invitemos a que venga.

Jesus dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3)

 

  1. RENDIRNOS a Jesús

Cuando pastores y magos reconocieron las señales y encontraron a Jesús, no vinieron a él a presentarle una lista de peticiones. Posiblemente la tentación de hacerle saber a Jesús las necesidades y deseos que legítimamente tenían era muy grande; estar frente a la encarnación del mismo Dios y ¿no pedirle nada?

Reconocer a Dios es darse cuenta quien es él y la respuesta obvia es adorarle. El vino en Jesucristo para bendecirnos y hacer lo que para nosotros es imposible, salvarnos, pero él es Dios y el Señor.

Los pastores y los magos después de reconocerle, le recibieron al rendirse ante él a través de la adoración. Los ángeles el adoraron (Lucas 2:13-14); María, en respuesta al llamado que le hiciera el ángel, le adoró (Lucas 1:46-47); los magos le adoraron trayéndole presentes de mucho valor (Mateo 2:11).  Adorar es la actitud de someterse a Jesús y demuestra que reconocemos que él es Dios.

La rendición a Jesús implica adoración pero también significa que sabemos que él se encargará de uno. Al rendirnos abandonamos la idea de que nosotros mismos somos suficientes y aprendemos a confiar en él.

Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). Cuando somos mansos tenemos la paciencia y el dominio propio para saber que Dios nos dará lo que necesitamos sin tener que afanarnos y luchar desmedidamente solo con nuestras fuerzas.

Rendirse a Jesús se traduce en una confianza total en Dios sabiendo que en nuestra debilidad él pondrá sus fuerzas en nosotros (2 Corintios 12:9-10).

 

  1. REPRODUCIR a Jesús

Los regalos más grandes como las mejores noticias, se reciben y se comparten. Los magos al llegar a Jerusalén dijeron a todos la señal que habían visto y cómo reconocían que apuntaba a Jesús.

El primer capítulo de Juan dice que Jesús es la luz del mundo. Cuando recibimos a Jesús recibimos la luz de la verdad y la libertad en nuestra vida.  La clave es mantener esa luz vigente en nuestra vida.

Cuando una lámpara de aceite o de gas se enciende, es porque pusimos en ella una llama inicialmente, sin embargo la única forma en que la lámpara siga teniendo luz es reproduciendo la llama constantemente. La lumbre inicial se consumió; es la constante combustión del aceite o gas lo que produce nueva lumbre manteniendo la luz.

Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa” (Mateo 5:14-16)

¿Queremos que la salvación y el dominio de Jesús Salvador y Rey permanezca en nuestras vidas? Reproduzcamos en otros lo que hemos recibido, pues es la única manera de que nosotros como lámparas mantengamos su luz vigente.

Reproducir es compartir a otros lo que hemos visto, oído, y recibido; es enseñar a nuestros hijos con el ejemplo; es practicar la rendición a Dios adorándole y confiando en él; es dar a otros lo que tenemos.

 

Recientemente en México terminó el campeonato de la liga profesional de futbol. Un grupo de jugadores de uno de los equipos que al dia siguiente jugaría el partido final grabó en el hotel de su concentración espontáneamente un mensaje para expresar confianza en Dios.

Esta es su manera de expresar su gratitud por lo que Dios ha hecho en sus vidas, y consciente o inconscientemente, de mantener viva la luz de su encuentro con Jesús al compartir con nosotros su fe. Le invito a que vea el video.

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Al dia siguiente, su equipo se coronó ganando el campeonato de Liga.

 

Lo débil y lo fuerte de nuestra vida pueden encontrarse con la salvación, la guía y protección de Dios a través de Jesús. El proveerá el camino para cada área, solo necesitamos reconocerle, recibirle, rendirnos a él, y reproducir lo que hemos recibido.

Así mantendremos su luz vigente en nosotros siempre.

 

Si usted desea más información sobre como tener un encuentro personal con Jesucristo, escríbanos un mensaje a info@grupoelcamino.org